Recuerdo cuando llegó Gabriel por primera vez al campamento. Venía con muchísima ilusión, y mucho miedo, sí, no conocía a nadie, le encantaba la naturaleza, pero nunca había estado tanto tiempo fuera de casa, sin sus padres y sin sentir directamente su cariño y protección.

Incertidumbre: ¿Compensaría esta experiencia todos esos miedos que en su cabeza se mostraban en forma de monstruos?

Como madre, hay una parte de mí, que sé que le va a beneficiar, pero ¿y si resulta en una mala experiencia?

Nada más entrar por la puerta del Camp, dejan sus maletas y empiezan a jugar, nosotros hemos pasado por ese primer campamento en el que no conoces a nadie, por eso preparamos concienzudamente esas primeras horas del programa planteando todo tipo de dinámicas de integración.

Gabriel pensaba que iba solo, pero siempre estuvo acompañado, y no me refiero a un monitor que le cuida y dinamiza actividades, sino a una persona que ha pasado por lo mismo que está viviendo él, le comprende y empatiza con sus emociones.

Te puedes imaginar lo que pasó, en media hora Gabriel tenía grandes amigos de los que no se quería separar y estaba pidiendo por favor que les pusiéramos juntos en la cabaña como si se conocieran de toda la vida.

Primer campamento

Para nosotros ese primer día es como si fueran cinco, porque sabemos que si todo sale bien, el bienestar y la diversión están aseguradas el resto de su estancia.

Tienen tantas vivencias en tan poco tiempo, que muchos, al hablar por primera vez con vosotros se emocionan porque no encuentran las palabras para describir lo que están sintiendo, yo creo que ese detalle es de una sensibilidad tremenda y tan normal que casi me extraña cuando no sucede.

La historia de Gabriel es la de todos los niños que nos visitan por primera vez.

Es imposible saber qué le va a pasar por la cabeza cada vez que hace algo nuevo: cuando empieza a andar, su primer día de colegio, montando en bicicleta, durmiendo en casa de un amigo, pero no por eso deja de hacerlo.

Todos nosotros, que ahora disfrutamos de un campamento, un día pasamos por ahí. Un día sentimos miedo, nostalgia, una sensación en la barriga que, aunque manifestamos como dolor, realmente era una emoción desconocida.

Por eso le damos especial importancia a la atención personalizada desde el minuto cero, cada grupo de 6/8 niños tiene un monitor que le conoce perfectamente y está pendiente de cubrir todas sus necesidades.

¿Cómo puedes acompañarle antes de llegar al Camp?

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